TRASTORNO RELACIONADOS CON TRAUMAS Y FACTORES DE ESTRÉS



ANA LUCÍA PELÁEZ E. 
06 DE JULIO 2020



TRASTORNO REACTIVO DE APEGO

 

Una caricia, un abrazo, un beso… Tiene algo en común: en la mayoría de los casos conlleva de por medio el cariño, el amor, y sentimientos positivos que vinculan a un niño con un adulto, lo que despierta sentimientos de calidez y aceptación. Si por un momento nos pudiéramos imaginar vivir una vida sin afecto, nos tendríamos que imaginar un mundo caótico, pues los seres humanos primero somos seres emocionales, luego racionales y no al revés; para el desarrollo de nuestro cerebro es vital, y no negociable dar afecto y recibir afecto, es por ello que si un niño se siente secundario, poco importante para los seres cercanos, será que ese niño podría relacionarse con los demás de una manera afectiva. La respuesta es no, nadie puede dar de lo que carece y no conoce. 

                                                            


No sería raro que dicho trastorno, provocará limitaciones que dejarán huella en el desarrollo como personas adultas y las relaciones sociales, es precisamente lo que ocurre con los niños, niñas, y adolescentes que padecen del trastorno de apego reactivo, veamos en qué consiste...


El trastorno de apego reactivo se da más en niños de 9 meses de edad que han adoptado patrones de comportamiento en el que existe una excesiva inhibición social y afectiva hacia sus cuidadores, incluso evitan el consuelo de ellos mismos, y cuando existe un estímulo o situación que le asusta o le causa dolor, trata de evitar sentirlo. El individuo que tiene este trastorno, se siente con poca valía, y no poseen un vínculo afectivo con nadie. El comportamiento de inhibición es a nivel interpersonal, no importando si son progenitores, cuidadores, tutores, maestros, etc. Los niños no expresan sus emociones porque se les hace difícil, y en su lugar manifiestan irritabilidad, tristeza, o miedo, aun en situaciones que no se consideran amenazantes.


Los síntomas se presentan antes de los 5 años, y solo puede diagnosticarse con los mismos criterios con los que se usan para el autismo, desde ahí, podemos hacer la comparación entre ambos trastornos, sin embargo, no nos equivoquemos NO HABLAMOS DE LO MISMO, y una de las diferencias es la causa, que principalmente se encuentra en la negligencia (cuidado insuficiente), que recibe durante los primeros años de edad, durante esa corta edad, el niño (a) no ha recibido suficiente afecto, ni ha suplido sus necesidades emocionales: de cuidado, cariño, protección y/o seguridad, o necesidades fisiológicas.


Podría resultar habitual en familias desestructuradas, que no ofrecen ni suplen las necesidades básicas de un vínculo seguro, también cabe la posibilidad que surja en hogares con agresión verbal o física, en donde la violencia intrafamiliar es una cuestión que el niño afronta día tras día, en familias que son ambivalentes, es decir con algunos miembros de familias que aman, acarician pero con esas mismas manos que dan caricias, son las mismas que utilizan para dar golpes, o que dicen cosas positivas, pero luego también destruyen; esas familias que están presentes algunas veces, y ausentes en otras, otro ejemplo de apego ambivalente que pueden tener las familias es cuando saben algo del niño que lo destruirá, y lo usan en un momento de estrés (peleas) para herirlo. 


Existen repercusiones desde el corto plazo y por supuesto que también las habrá a largo plazo, en la vida adulta del niño. 


SÍNTOMAS

  • Afecto positivo limitado
  • Episodios de irritabilidad inexplicables
  • Conducta triste, temerosa, inhibida frente a los cuidadores
  • Contacto visual pobre
  • Falta de respuesta al consuelo cuando se ofrece
  • Intentos de tranquilizarse en momentos de sufrimiento, sin buscar consuelo de cuidadores, calmandose más rápido sin la presencia de un adulto. 
  • Falta de respuesta del niño a los cuidadores cuando los cuidadores quieren interactuar
  • Malas relaciones con los compañeros
  • Falta de control de los impulsos 

(Child Mind Institute, Inc, 2020)





TRASTORNO DE RELACIÓN DESINHIBIDA



De acuerdo con (The cambridge University Press, 2007) este trastorno trata de una forma de funcionamiento social que no es lo habitual, cuyos padecimientos aparecen en los primeros 5 años de vida. Una vez consolidado tiende a persistir a pesar que existan cambios significativos, en su ambiente. Cuando el niño tiene 2 años su comportamiento es pegajoso y difuso sin algún vinculo selectivo. A los 4 años el vínculo persiste, pero la conducta pegajosa suele sustituirse por una búsqueda de atención y amistad. Sus relaciones interpersonales se caracterizan por ser pobres, debido a una incapacidad de generar empatía. Además podrían desarrollar alteraciones del comportamiento y emocionales. El síndrome ha sido reconocido en niños criados en instituciones, pero tambien se puede presentar en otras situaciones. Suele aceptarse que se debe a una falta persistente de oportunidades para desarrollar vínculos selectivos, como consecuencia de cambios frecuentes del personal que lo cuida.  

 

El síndrome depende de la aparición temprana de una vinculación difusa, relaciones sociales empobrecidas de forma persistente afirma la (The cambridge University Press, 2007),  suele presentar una dificultad para establecer relaciones afectivas íntimas con sus compañeros. Existen antecedentes claros que a temprana edad los niños han tenido más de alguna relación caracterizada por una discontinuidad marcada de las personas que cuidaron al niño. 

























BIBLIOGRAFÍA



Child Mind Institute, Inc. (2020). Obtenido de Childmind.org: https://childmind.org/article/informacion-basica-sobre-el-trastorno-reactivo-del-apego/


The cambridge University Press. (2007). Clasificación multiaxial de los trastornos psiquiátricos en niños y adolescentes. Madrid-España: Médica Panamericana .

 






 


 

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